Blog de aula Julia Hiru 3ESO B
En este blog voy a publicar algunos de los trabajos que haga en lengua y ciudadanía, espero que os gusten. Gracias.
domingo, 15 de junio de 2014
jueves, 12 de junio de 2014
miércoles, 4 de junio de 2014
sábado, 19 de abril de 2014
domingo, 23 de marzo de 2014
Cartas a Chloe: 1ª Carta
De: Nelly
A: Chloe
Asunto: Se
A: Chloe
Asunto: Se
Recuerdo aquel día,
Chloe, como si fuese ayer. Tendríamos, tal vez, unos doce años. Yo
llevaba el pelo siempre muy sucio y parecía que lo tenía casi
negro, mi piel era oscura y los ojos los tenía castaños y
brillantes como mi madre. Nosotras vivíamos en un pueblecito a las
afueras de Buenos Aires, con tres de mis hermanitos y de mi padre ya
hacía tiempo que no hablábamos, ni con la familia.
Me levanté una mañana
de la cama (que era en realidad una manta bien sucia) y fui a por
agua al pantano, para poder lavar a mis hermanos. Cogí varias
garrafas de plástico vacías y me dirigí hacia allí.
Para llegar al pantano
tenía que recorrer cada mañana unos dos kilómetros y después
regresar a nuestra casa subiendo la empinada y extensa colina. Pero
esa mañana mientras bebía, tras haber llenado las garrafas de agua,
caí en la cuenta de que había algo extraño reflejado en el agua.
Volví a mirar fijamente la superficie del agua y fue entonces cuando
la vi. Había una niña, que aparentaba mi edad, subida a la rama más
alta de un árbol. Fue entonces cuando me giré y le pregunté qué
hacía allí arriba. Volví a preguntarle pero no me contestó. Me
miraba con la misma cara de desesperación que mi hermano cuando yo
traía un trozo de pan a casa.
Entonces bajó del árbol
y señaló con el dedo algo brillante en el fondo del pantano. Al
principio no sabía qué señalaba exactamente, hasta que me di
cuenta que había encontrado algo muy valioso. Nos metimos
rápidamente en el agua y sin remover demasiado la tierra del fondo,
la niña extrajo un diamante en bruto. Era una roca no muy grande
pero sabíamos lo valiosa que era. En ese momento recuerdo que ambas
empezamos a mirarnos con desprecio. Yo necesitaba esa roca para poder
sacar de la pobreza a mi familia y ella a la suya, lo intuía por la
ropa que llevaba. Todo su vestido estaba cubierto de barro y no
llevaba zapatos al igual que yo. Tenía el pelo rubio enmarañado y
sus ojos eran intensamente oscuros.
Tras quedar embobada
mirando esos ojos, descubrí que no hablaba mi idioma pues no paraba
de hablar de una forma extraña que no entendía. Así que opté por
explicarle qué podíamos hacer con la roca mediante dibujos y muchas
flechas. Al final decidimos esconderla en un agujero entre las raíces
del grandioso árbol del pantano y prometimos que jamás ninguna lo
desenterraría sin el consentimiento de la otra.
Fue entonces cuando me
dijo que se llamaba Chloe.
Cartas a Chloe: 2ª Carta
De: Nelly
A: Chloe
Asunto: Encuentra
A: Chloe
Asunto: Encuentra
Recuerdo, Chloe, el día
en que volví a mi casa y estaba vacía. Mi madre había ido a
atender a la abuela de Tomás que había contraído un virus bastante
peligroso en las vías respiratorias. Mientras tanto, yo me había
quedado al mando de la casa y de mis hermanitos.
Era ya por la tarde
cuando llamó a la puerta un hombre bastante grande y con cara de
pocos amigos, pues tenía una cicatriz que le recorría la cara de
lado a lado. Yo lo conocía de haberlo visto varias veces en mi
barrio y creo que conocía bien a la señora Clarisa, la propietaria
del único club de alterne de mi ciudad.
El hombre se acercó
lentamente hacia mí y me explicó que debía ir a ayudar a mi madre,
pues la abuela de Tomás había empeorado de repente. La anciana
necesitaba que fuera a la farmacia a por algunas vendas y al pantano
a por agua. Yo como ingenua y tonta que era en ese momento, no hice
más que creerme lo que el hombre me decía, por lo que levanté a
mis hermanos y los llevé conmigo a la farmacia y a coger el agua
para la anciana.
Después de un largo
paseo subiendo las colinas con mis hermanitos, llamamos a la puerta
de la casa de Tomás. Esperamos a que se abriese la puerta y cuando
se abrió, no creerías Chloe quién era. Nos abrió la abuelita de
Tomás.
Al verla me sorprendí
tanto que pensé que estaba delirando, pero era ella en realidad. Le
pregunté si había mejorado su salud de repente, pero negó con la
cabeza. Entonces le pregunté dónde se encontraba mi madre. La
anciana me contó que tras sanarla gracias a unas hierbas (que más
tarde descubrí que eran drogas), mi madre había vuelto a casa.
Mis hermanos y yo
volvimos a casa con el agua y las vendas, pero al llegar a la puerta
descubrimos que había sido forzada. Dejé que mis hermanos se
quedaran afuera por lo que pudiera ocurrir después. Al entrar en la
habitación descubrí a una mujer sentada sobre sus tobillos, dejando
caer su cabeza entre sus manos. La mujer en mitad de la habitación
era mi madre y fue en ese justo instante cuando entendí que si antes
éramos pobres y necesitábamos ayuda para comer y subsistir, ahora
habíamos perdido absolutamente todo lo que teníamos por mi culpa.
Cartas a Chloe: 3ª Carta
De: Nelly
A: Chloe
Asunto: Bajo
A: Chloe
Asunto: Bajo
Recuerdo, Chloe, cómo
llegó ese día mi madre llorando desconsoladamente a tu casa. Tú
estabas sentada en el suelo jugando con tu hermana a las canicas,
cuando entramos toda mi familia en el salón. Tu madre os mandó a ti
y a tu hermana fuera de casa a jugar, junto con mis hermanos, sin
embargo yo me quedé atrás para averiguar por qué estaba mi madre
tan absolutamente destrozada.
No era la primera vez que
faltaba algo en casa, pero nunca había ocurrido de esta forma. Así
que me senté detrás de una cortina para ocultarme y poder escuchar
la conversación.
Tu madre preparó unas
tilas mezcladas con diferentes hierbas y le preguntó a mi madre qué
había ocurrido y por qué estaba tan angustiada.
Para empezar, mi madre le
contó que nos habían robado todas las cosas que habíamos guardado
desde que mi padre murió. Mi padre era español, al igual que mi
madre, y ambos comenzaron un negocio que comenzó a prosperar y a dar
grandes sumas de dinero a mi familia, años antes de que yo naciera.
Mis padres decidieron entonces mudarse a otro país para poder hacer
de su empresa una gran multinacional, pero por una serie de factores
que mi madre no me quiso contar jamás, la empresa se fue a pique.
Mis padres se vieron abrumados de facturas e hipotecas de casas y
locales en diferentes países, por lo que la empresa se declaró en
bancarrota. Al final mi padre vio el suicidio como solución para
salir de tal aprieto. Dos meses después de su muerte nací yo y te
soy totalmente sincera al decirte que no llegué a conocer a mi padre
pero tampoco conocí al de mis hermanitos.
Tras la gran declaración,
también descubrí que mi madre le debía dinero a Clarisa, la dueña
del club de alterne tan famoso. Yo ya sabía que mi madre no ganaba
demasiado dinero como sanadora pero no creía que pidiera préstamos
para poder darnos de comer. Así que según lo que entendí, la
señora Clarisa contrató al hombre de la cicatriz y a otros hombres
para que asaltaran mi casa y robaran cualquier cosa con valor que
tuviéramos, y todo ello serviría como pago del préstamo. Claro que
todas sabíamos que aquello no era para nada un trato justo, y mi
madre sabía que esto no quedaría así.
Pero eso no fue todo lo
que descubrí aquel día, Chloe, ¿recuerdas que nuestras últimas
hermanitas, Hazel y Sophie, nacieron el mismo mes, con una semana de
diferencia, tienen el pelo muy rizado, la piel más oscura y los ojos
de un color castaño?. Tampoco fue casualidad.
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